Statement:

Mi búsqueda gira siempre en torno a la identidad y los atributos que sustentan la idea del “yo”: los dobles sentidos, las capas de significado, el diálogo con lo popular y el respeto hacia lo sencillo definen mis trabajos. La fotografía familiar se convierte en el eje vertebrador de mis propuestas, que derivan en instalaciones en el espacio en las que el espectador siempre es participe.

EN IMAGEN MNÉMICA NO RECONOCIBLE O CRIPTOMNESIA

“…La memoria es el territorio de lo ya sabido. 
La rememoración, la reminiscencia es una actividad activa. Se intenta recuperar algo que estaba, algo que se sabía pero que ya no se sabe, porque se ha olvidado (…)
 Rememorar implica un esfuerzo, o una búsqueda voluntaria entre los contenidos del alma…La rememoración implica un esfuerzo…”
“En imagen mnémica no reconocible o criptomnesia” trata de reflexionar sobre la memoria, la generación y recuperación del recuerdo.
De forma poética la instalación rememora “el dispositivo físico de la memoria”. Planteando esta capacidad psíquica como un lugar, un espacio para la ensoñación y la fantasmagoría, tratando lo susceptible y alterable que es el recuerdo, su almacenaje y su recuperación. A la vez que se reflexiona sobre la fotografía y lo fotográfico. 
El propio espacio de la instalación recuerda a una gran cámara oscura, y todo el discurso que plantea el proyecto se articula con la luz y el tiempo; los dos elementos que definen lo fotográfico. 
Se trata de una pieza ad hoc par la sala del Horno de la Ciudadela. Un espacio altamente significativo: “La primera sensación que tuve al entrar en la sala, un antiguo horno, es sentirme en una cámara oscura”. El horno es un espacio esférico, oscuro, hace referencia obvia a lo fotográfico. Y aportar simbólicamente un sentido que me interesa mucho: estar dentro de la fotografía de forma literal. No detrás del visor o enfrente de la cámara, no vamos a ser imagen, vamos a formar parte del dispositivo de la fotografía interviniendo en él.
La naturaleza de un horno, diseñado para mantener el calor, insonorizado, oscuro denso… me ayudará, conjuntamente con el resto de los elementos que forman la instalación, a insistir simbólicamente en la idea de que se trata del “espacio físico de la memoria”, un espacio interno del cuerpo.

En el centro de la sala una estructura de carácter modular que se ramifica, inestable, compuesta de distintos niveles y elementos en equilibrio que se construye con metacrilato y cristal generando una composición orgánica y liviana que parece estar a punto de desvanecerse, de caerse. Un almario como de algo en construcción, en crecimiento, que recuerda a los nodos del sistema nervioso o una red neuronal. Algo casi transparente, provisional y apuntalado, como el de una bambalina que servirá de sujeción para los pequeños marcos barrocos. 
Cientos de portarretratos vacíos, sin fotos. Y en su lugar un material fotoluminiscente, que se va cargando de luz para posteriormente emitirla... hasta desvanecerse, hasta desaparecer.... 
Desde el centro de la estructura un foco móvil ilumina gradualmente la estructura, cargando el material fotoluminiscente de los marcos y proyectando sombras que generarán en ese espacio oscuro, un ambiente fantasmagórico, móvil y cambiante en el que se entremezclaran las formas orgánicas del soporte y los volúmenes los marcos. Incidiendo gradualmente en todo el espacio del horno, pero también en lo visitantes de la intervención que se convierten en elementos de la pieza, transformándose también en sombras mientras deambulan por el espacio interno que emula la instalación
“...Y es que si de algo es posible la fotografía es de ser creadora de realidades, si no pertenecen a la memoria, la crean...” “...la fotografía no solo inmoviliza el tiempo, sino que además lo bloquea, enseguida lo convierte en un monstruo, en un ritual...”